El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al mundo al anunciar una pausa de 90 días en la imposición de aranceles generalizados, medida que había sido anticipada días antes por medios estadounidenses y negada en reiteradas ocasiones por la Casa Blanca.
La suspensión, oficializada el miércoles 9 de abril a través de una publicación en la red social Truth Social, contempla excepciones notables. En particular, se mantiene el aumento de aranceles a China, que suben de forma inmediata hasta un 125%, lo que evidencia la continuidad del conflicto comercial con el gigante asiático.
Inicialmente, la decisión generó incertidumbre entre los socios comerciales de Estados Unidos, ya que no quedó claro si países como México, Canadá o miembros de la Unión Europea estaban incluidos en la suspensión. La falta de detalles oficiales obligó a gobiernos y analistas a extraer información de respuestas fragmentarias entregadas por voceros de la Casa Blanca y publicaciones en redes sociales.
En Chile, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, se refirió durante la tarde del miércoles a la medida, indicando que el congelamiento también se aplicaría al arancel del 10% anunciado previamente para productos chilenos. “Estos días se han escuchado muchas voces dentro de Estados Unidos que han reclamado por estas medidas, señalando los riesgos y costos potenciales que implicaban, y eso ha llevado a aplicar esta decisión”, señaló el secretario de Estado.
Respecto del futuro de la política comercial estadounidense, Marcel explicó que aún no está claro si el principio de reciprocidad —que contemplaba medidas contra países que también aplicaban aranceles a EE.UU.— seguirá vigente. Sin embargo, enfatizó que el conflicto con China permanece activo, aunque más focalizado, al no involucrar a todos los países simultáneamente como en los anuncios previos.
Esta pausa representa un giro estratégico en la política económica de Trump, quien había prometido una nueva era para la manufactura estadounidense a través de medidas proteccionistas. Por ahora, esa reorganización del orden económico mundial entra en compás de espera.