El Ministerio de Exteriores de Venezuela expulso al personal de la oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, acusándolos de «agredir la soberanía y autodeterminación del país con mentiras, falsificaciones, desinformaciones y manipulaciones».
En un comunicado oficial, se declaró que esta decisión se tomó debido al «impropio papel» que la institución ha desempeñado, señalándola de haberse convertido en «el bufete particular de los grupos golpistas y terroristas» que conspiran contra Venezuela.
Se estableció que esta medida se mantendrá vigente hasta que la oficina rectifique «públicamente ante la comunidad internacional su actitud colonialista, abusiva y violadora» de la Carta de Naciones Unidas.
El comunicado acusó a la oficina de mantener una postura «sesgada y parcializada» y de generar «impunidad» para aquellos involucrados en intentos de magnicidio, golpes de Estado y otros atentados contra la soberanía del país y su Constitución.
El Ministerio señaló que las instituciones venezolanas habían intentado reconducir el accionar de la oficina hacia «el respeto a la verdad», pero esta habría preferido aumentar «los ataques contra Venezuela».
Además, Caracas mencionó la «barbarie genocida» de Israel en la Franja de Gaza y la «inacción» de la «burocracia internacional» ante el «asesinato de más de 10.000 niños palestinos» como contexto de sus acciones.
Esto se produce en medio de una campaña de detenciones en el país, tras afirmaciones del presidente Nicolás Maduro sobre intentos de magnicidio planeados desde Estados Unidos y Colombia durante el año pasado.