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Importancia de la actividad física y recomendaciones para su práctica

La actividad física es un componente crucial para la salud y el bienestar, especialmente en el caso de niños y adolescentes. Expertos en salud y ejercicio subrayan la importancia de considerar tanto el momento del día como la regularidad en la práctica de actividades físicas para maximizar sus beneficios.

Desde una perspectiva metabólica y fisiológica, el cuerpo humano responde de manera ordenada a los cambios cíclicos diarios. La práctica regular de ejercicio puede mejorar la salud física, mental y cardiovascular. La elección del momento del día también influye en los beneficios obtenidos.

El Dr. Marcelo Flores, académico del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad de O’Higgins (UOH) e investigador responsable del proyecto «Salud Muscular Infantojuvenil», destaca la importancia de realizar ejercicios aeróbicos de intensidad moderada, como correr, andar en bicicleta o nadar, especialmente en la mañana y en ayunas. Esto potencia los efectos del ayuno en la movilización de grasas, favoreciendo el control del peso y la reducción de grasa corporal.

Para los niños, se recomienda evitar las horas de mayor temperatura ambiental para prevenir fatigas por sofocación. El ejercicio al atardecer puede tener beneficios adicionales, como reducir el estrés, mejorar el ánimo y regular los hábitos de sueño, especialmente en niños con dificultades para conciliar el sueño. Sin embargo, se advierte sobre la intensidad del ejercicio tarde en el día, ya que puede dificultar conciliar el sueño.

El Dr. Flores enfatiza que «el ejercicio físico es salud». La inactividad física acelera el envejecimiento y agudiza la progresión de enfermedades. Además, destaca el papel crucial del ejercicio en la salud muscular, el control del peso corporal, la prevención de enfermedades mentales y el desarrollo cognitivo. Los niños que se ejercitan desarrollan habilidades motoras, coordinación y autoeficacia, además de mejorar su participación social y afectiva.

Retomar la actividad física después de un período inactivo requiere paciencia, evaluación médica previa en casos necesarios y establecimiento de metas a corto plazo. “La progresión gradual, la supervisión profesional y la consistencia son clave para evitar lesiones y maximizar los beneficios. Primero, yo diría que no hay que dejarse llevar por la ansiedad de la figura corporal o estado de salud ‘deseado’. Cada día es en sí mismo es una meta, cada sesión de ejercicio debe plantear un desafío y hay que ir trabajándolo día a día. Retomar la actividad física luego de un tiempo inactivo ya sea por conducta sedentaria o por enfermedad debe ser supervisado y de progresión gradual. Trabajar desde las expectativas nos puede jugar en contra, ya que puede inducir a lesiones por excesiva demanda en una etapa inicial del proceso de retorno o generar frustración por el lento proceso de avance”. Dijo el especialista.

En resumen, la actividad física regular, adaptada a las características individuales y realizada en los momentos adecuados, no solo es esencial para la salud a corto plazo, sino también para el bienestar futuro. Es una inversión valiosa que contribuye al equilibrio emocional, al rendimiento académico y al desarrollo físico y social de los individuos.

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