Londres. – En un hito médico sin precedentes, Oran Knowlson, un niño de 13 años con un historial de epilepsia severa, se ha convertido en el primer paciente a nivel mundial en recibir un neuroestimulador implantado directamente en el cráneo. Este dispositivo, diseñado para emitir señales eléctricas que controlan las convulsiones, ha sido colocado en el Hospital Great Ormond Street de Londres, como parte de un ensayo clínico pionero.
Según BBC Mundo, este dispositivo ha reducido las convulsiones diurnas de Oran en un 80%. Su madre, Justine Knowlson, ha informado que Oran ahora disfruta de una «calidad de vida mucho mejor» y se muestra más feliz desde la operación realizada en octubre de 2023.
Oran padece del síndrome de Lennox-Gastaut externo, una variante de epilepsia resistente a tratamientos convencionales, que comenzó a afectarlo desde los tres años. La cirugía, que implicó la inserción de dos electrodos hasta el tálamo, fue realizada por el neurocirujano pediátrico Martin Tisdall y su equipo, quienes destacaron la precisión milimétrica requerida para la colocación exitosa del dispositivo.
El neuroestimulador Picostim, desarrollado por la empresa británica Amber Therapeutics, no solo se enfoca en bloquear las señales anormales en el cerebro, sino que también reduce significativamente el riesgo de infecciones postoperatorias y otros fallos, al estar implantado en el cráneo y no en el pecho, como en tratamientos anteriores.
«Estamos encantados de que Oran y su familia hayan notado un beneficio tan grande con el tratamiento, mejorando dramáticamente sus convulsiones y su calidad de vida», comentó el Dr. Tisdall a la BBC. La terapia ha permitido a Oran retomar actividades como las clases de equitación, disfrutando de una mayor independencia.
La próxima fase del ensayo CADET, en el que participan instituciones como University College London y la Universidad de Oxford, buscará adaptar el neuroestimulador para que responda en tiempo real a los cambios en la actividad cerebral de Oran, con el objetivo de prevenir convulsiones antes de que ocurran.
Este desarrollo no solo ofrece esperanza a la familia de Oran, sino que también podría cambiar el tratamiento de la epilepsia grave en niños a nivel global.