En los últimos meses, la Capilla Apóstol San Pablo, situada en la intersección de Calle Nueva y Avenida Isla Taitao, frente a la Villa Valles de Santa Fe en Curicó, ha sufrido, desde el pasado 29 de junio, múltiples incidentes de robos y vandalismo. Estos actos delictivos han generado una profunda preocupación en la comunidad católica local, que ha trabajado arduamente para mantener este sagrado lugar de oración.
Según Mónica Bravo, coordinadora de la comunidad Apóstol San Pablo, el más reciente de estos robos ocurrió la madrugada el 01 de agosto. “Esta vez, los delincuentes no solo ingresaron a la sala, sino también a la capilla, forzando cerraduras, cortando candados y sustrayendo diversos objetos. Sin embargo, lo más doloroso fue el daño infligido al Sagrario, encontrando las sagradas hostias esparcidas en el suelo, lo cual representa una ofensa significativa para nosotros”, explicó Bravo.
El Sagrario, elemento central en la práctica católica, alberga el Santísimo Sacramento tras la celebración de la Eucaristía y es un símbolo crucial de la presencia divina. La profanación de este espacio ha resonado con particular severidad entre los fieles.
La capilla ha sido víctima de la delincuencia en tres ocasiones recientes, en un contexto de desprotección agravado por la falta de vigilancia en el sector. “Anteriormente, la cercanía de los departamentos de la Villa San Josué proporcionaba una cierta vigilancia natural, pero ahora ese no es el caso. A pesar de los esfuerzos por instalar cámaras en la zona a través de la junta de vecinos, nuestra esquina sigue desprotegida,” agregó Bravo.
La comunidad, mayoritariamente humilde, valora profundamente la capilla no solo como su lugar de oración sino también como un espacio de gran significado emocional. “No guardamos riquezas materiales aquí, es solo un refugio espiritual, lo que hace que estos actos de vandalismo sean especialmente desgarradores,” concluyó la coordinadora.
La comunidad Apóstol San Pablo hace un llamado a las autoridades locales para aumentar la seguridad en el área y evitar futuros actos de vandalismo que no solo amenazan la integridad física de la capilla, sino que hieren profundamente el espíritu de todos aquellos que encuentran paz y consuelo en su recinto.