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Aumento de infartos al miocardio en jóvenes adultos pone en alerta a expertos en salud

Según datos recientes de la Clínica Alemana, se ha registrado un aumento del 11% al 13% en los casos de infarto al miocardio en personas menores de 45 años en el último lustro.

Este fenómeno no es exclusivo de Chile; en Estados Unidos, estudios han mostrado que hasta el 20% del total de infartos ocurre en personas menores de 45 años, y análisis en 28 hospitales entre 2009 y 2016 revelaron que uno de cada cinco adultos ingresados por infarto tenía menos de 40 años, con una tendencia creciente del 2% anual.

Carolina Contreras, médica hematóloga y coordinadora académica de Internados de la Escuela de Salud de la Universidad de O’Higgins (UOH), señala que “las/os pacientes cada vez están presentando a menor edad patologías que antes eran propias de un adulto mayor. Ahora se diagnostica hipertensión y diabetes en adolescentes obesos, situación impensable hace 50 años».

Las causas de este incremento son diversas, incluyendo el estrés, el colesterol elevado, el tabaquismo, y el uso de drogas ilícitas como la cocaína y la heroína. El estrés agudo, en particular, puede desencadenar un infarto incluso en ausencia de una enfermedad coronaria preexistente, y es el principal factor de riesgo en jóvenes.

“El estilo de vida ha cambiado muchísimo en los últimos años, influido por el medio estresante, la alimentación ultraprocesada y el aumento del consumo de drogas ilícitas”, agrega Contreras. Además, señala que el aumento de la obesidad y la hipertensión entre la población joven es especialmente preocupante, aumentando el riesgo de aterosclerosis y, eventualmente, de infarto al miocardio.

Contreras enfatiza la necesidad de políticas públicas robustas para prevenir las patologías cardíacas, sugiriendo una inversión fuerte en salud pública que podría reducir significativamente los costos asociados con hospitalizaciones, medicaciones crónicas y la carga de enfermedad en la población activa laboralmente.

La prevención y el tratamiento temprano son cruciales para mitigar este riesgo en la población joven. Es esencial que los jóvenes adopten un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada, ejercicio regular y la gestión adecuada del estrés.

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