El actor Cristián Campos se ha visto recientemente en el ojo del huracán tras una querella presentada en su contra por abuso sexual infantil en contra de la sicóloga Raffaella di Girolamo, acusación que ha negado categóricamente. Campos, a través de un comunicado, expresó su desconcierto y repudio hacia las acusaciones, asegurando que nunca ha sentido atracción sexual hacia menores de edad en sus sesenta y siete años de vida.
El actor se enteró de la acción judicial no a través de canales oficiales, sino por las redes sociales, específicamente en la cuenta de José Murillo. Campos critica este método de divulgación, considerándolo inapropiado para casos de tal gravedad y sensibilidad.
En su comunicado, Campos defiende su integridad y conducta, destacando su rol como padre, tío, padrino y amigo, enfatizando que siempre ha mantenido relaciones sanas y llenas de cariño con menores, sin que jamás se haya cuestionado su rectitud. “Lo doloroso es que resulta muy difícil defenderse de una acusación tan abyecta como esta”, afirma Campos.
Además, Campos señala a la Fundación para la Confianza por generar desconfianza en su historia de vida y revictimizar a su esposa, quien sí ha vivido episodios reales de abuso. El actor lamenta la falta de empatía, delicadeza y respeto por parte de quienes difunden tales acusaciones sin considerar el impacto en las familias involucradas.
Cristián Campos asegura que luchará para limpiar su nombre no solo por él sino por su familia y amigos que le han brindado su apoyo incondicional. “No soy un mal bicho, y no merezco ser acusado de tal”, concluyó el actor.
La querella ha tenido repercusiones inmediatas en la carrera de Campos: Canal 13 canceló la transmisión de la serie «Crónicas de un hombre santo» programada para esta Semana Santa, y su participación en la obra «Reunión de apoderados» está siendo reconsiderada.
Este caso ha generado una amplia discusión en la esfera pública sobre la manera en que se manejan y difunden acusaciones de esta naturaleza, así como sobre el derecho al debido proceso y la presunción de inocencia.
