El dúo Ha*Ash, integrado por las hermanas estadounidense-mexicanas Hanna Nicole y Ashley Grace, ofreció una espectacular actuación en la segunda noche del Festival de Viña del Mar 2025, llevando a la Quinta Vergara a vibrar al ritmo de su fusión de pop y country latino. El concierto, que se extendió hasta pasadas las 2 de la madrugada, contó con un repertorio de 13 canciones que incluyó algunos de sus mayores éxitos como «100 años» y «Perdón, perdón».
Desde su aparición en el escenario, el público, compuesto en su mayoría por mujeres, no cesó de cantar cada una de las letras, creando un ambiente de emoción y festividad. Entre sombreros de cowboy y botas vaqueras, los asistentes mostraron su fervor y aprecio por el dúo, quienes han sido reconocidas por su empoderamiento femenino en la música pop hispanoamericana.
La presentación no solo destacó por la música, sino también por el reconocimiento que Ha*Ash recibió de sus seguidores. Karen Doggenweiler, al retomar el escenario junto a Rafael Araneda, entregó a las artistas la Gaviota de Oro, un premio que resalta la calidad y el cariño que el público chileno tiene hacia ellas. «A este público no le importa la hora. No le importa el frío, no le importa nada», comentó Doggenweiler durante la ceremonia.
Ha*Ash emocionó al público con un recorrido musical que incluyó temas como «No te quiero nada», «Te dejo en libertad» y «Lo aprendí de ti». Cada canción fue recibida con aplausos y ovaciones, culminando con la entrega de la Gaviota de Plata, que se suma al reconocimiento anterior en el mismo escenario en 2018.
El dúo agradeció profundamente el apoyo continuo de sus fans, destacando el especial vínculo que han construido con Chile a lo largo de los años. «Estamos tremendamente agradecidas por el amor y el apoyo de nuestros fans. Cada vez que subimos a este escenario, sentimos que estamos en casa», expresaron las hermanas.
Con esta actuación, Ha*Ash no solo confirmó su estatus como referentes del pop latino, sino que también reafirmaron su conexión con el público chileno, dejando una huella imborrable en la historia del Festival de Viña del Mar.
