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Estudio pronostica intensificación de temperaturas hacia 2025: Experta advierte del impacto en la agricultura chilena

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A medida que Chile enfrenta olas de calor cada vez más frecuentes y severas, las regiones semiáridas y mediterráneas del país, que incluyen desde Coquimbo hasta el Maule, están viendo las consecuencias directas en sus cultivos agrícolas. Según un estudio reciente titulado «South America is becoming warmer, drier, and more flammable», se prevé que estas condiciones climáticas extremas se intensifiquen hacia el 2025.

Viviana Tudela, docente de la Escuela de Ciencias Agroalimentarias, Ambientales y Animales (ECA3) de la Universidad de O’Higgins, señala que el incremento en la demanda hídrica de los cultivos es uno de los principales desafíos a enfrentar. La evaporación acelerada del agua bajo condiciones de calor extremo está afectando especialmente a las plantas de raíces superficiales, como hortalizas y frutales.

“Los cultivos con enraizamiento superficial y aquellos con ciclos largos de maduración de alta demanda hídrica son los más vulnerables a estas condiciones”, explica Tudela. Además, destaca que temperaturas por encima de los 35°C pueden reducir significativamente el proceso de fotosíntesis y alterar la calidad de frutos y semillas, impactando su color, acidez y composición nutricional.

Tudela advierte que cultivos clave como las vides, cerezos y manzanos ya están mostrando respuestas adversas a las altas temperaturas. Sin embargo, la falta de estudios detallados sobre otros cultivos dificulta la proyección de futuros daños y la identificación de las especies más afectadas.

“Las proyecciones climáticas sugieren que, hacia finales del siglo XXI, zonas con clima mediterráneo podrían evolucionar hacia condiciones semiáridas, exacerbando la escasez de agua”, añade la experta. En este contexto, Tudela enfatiza la necesidad de impulsar investigaciones que identifiquen los umbrales térmicos críticos y su impacto en las distintas especies, así como la adopción de medidas de adaptación, como el cambio a especies y variedades más resistentes al estrés térmico e hídrico.

Además, sugiere la implementación de técnicas para reducir la radiación solar incidente y el uso de enfriamiento evaporativo para proteger los cultivos. “Es crucial que los agricultores se mantengan informados sobre los pronósticos meteorológicos y utilicen herramientas de apoyo para la toma de decisiones ante eventos de calor extremo”, concluye Tudela.

Este desafío global requiere una respuesta local informada y proactiva para mitigar los efectos devastadores del cambio climático en la agricultura chilena.

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