Un reciente estudio publicado en la revista Tobacco Control sugiere que los adolescentes que utilizan cigarrillos electrónicos frecuentemente presentan niveles más altos de metales tóxicos, como uranio y plomo, en su orina en comparación con aquellos que vapean de manera ocasional. Este análisis se basó en datos obtenidos de la encuesta Estudio de la Juventud PATH, que incluyó a 1,607 adolescentes de entre 13 y 17 años en los Estados Unidos.
Los hallazgos resaltan las preocupaciones sobre las consecuencias del vapeo durante el desarrollo adolescente, incluyendo deterioro cognitivo, trastornos de comportamiento, problemas respiratorios, enfermedades cardiovasculares y cáncer. La investigación señala que los aerosoles y líquidos de los cigarrillos electrónicos contienen metales que pueden ser perjudiciales para la salud.
Además, el estudio encontró que los sabores dulces en los cigarrillos electrónicos pueden estar asociados con niveles elevados de uranio, en comparación con sabores como el mentol o la menta, aunque no se observaron diferencias significativas en los niveles de cadmio.
Los investigadores subrayan que, aunque se trata de un estudio observacional y no se pueden establecer conclusiones definitivas sobre la causalidad, los resultados enfatizan la urgencia de implementar regulaciones y medidas preventivas específicas para los adolescentes.
«Es esencial abordar esta tendencia preocupante y proteger la salud de esta población vulnerable», comenta un portavoz de DW, enfatizando la necesidad de políticas públicas eficaces que restrinjan el acceso al vapeo entre los jóvenes.
El estudio pide una reflexión crítica sobre las políticas de salud pública y las estrategias de intervención para combatir el creciente problema del vapeo entre los jóvenes, sugiriendo una revisión de las regulaciones actuales y la promoción de campañas educativas dirigidas a este grupo etario.