El reciente fenómeno de las Bajas Segregadas, conocido en Europa como DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), ha causado graves inundaciones en ciudades españolas como Valencia y Barcelona, con precipitaciones que alcanzaron los 400 mm en solo 48 horas. Este evento ha puesto en alerta a Chile, un país que también enfrenta el riesgo de eventos climáticos extremos.
Raúl Valenzuela, académico del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins y investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), explicó que las Bajas Segregadas se originan a partir de ondas atmosféricas que fluctúan a 5.000 metros sobre el nivel del mar y presentan una circulación ciclónica. Estas pueden succionar vapor de agua de zonas tropicales y, al asociarse con un patrón de bloqueo, resultan en intensas precipitaciones.
«El fenómeno ocurre cuando las ondas de Rossby aumentan su amplitud y tienden a desacelerar hasta ‘romperse’, lo que provoca depresiones aisladas que generan lluvias persistentes y prolongadas», detalló Valenzuela. Añadió que el aumento de la temperatura global ha incrementado la capacidad de la atmósfera para retener más humedad, intensificando las precipitaciones cuando ocurren estas rupturas.
El experto advierte sobre la necesidad de mejorar los sistemas de alerta temprana y la preparación ante estos fenómenos, que pueden ser devastadores y, en ocasiones, impredecibles. «Chile, aunque está en una posición geográficamente ventajosa en el hemisferio sur, no está exento de estos riesgos. La continentalidad del hemisferio norte intensifica los fenómenos allí, pero también debemos estar preparados aquí», comentó.
Valenzuela cuestiona si las instituciones chilenas como la Dirección Meteorológica de Chile o la Dirección General de Aguas están adecuadamente equipadas para enfrentar estas amenazas. Recomienda que Chile utilice los datos e investigaciones disponibles para mejorar la respuesta y la precisión de las predicciones, además de capacitar a los profesionales para que transmitan mensajes de emergencia de manera clara y efectiva.
Este análisis subraya la importancia de la preparación y adaptación frente a fenómenos meteorológicos severos, en un contexto global de cambio climático que no solo afecta a Europa, sino que tiene un potencial significativo para impactar en países como Chile.