La próxima película de Tom Hanks, «Here», dirigida por Robert Zemeckis y basada en la novela gráfica homónima de Richard McGuire, promete llevar a los espectadores a través de un viaje temporal desde el distante pasado hasta un futuro lejano. La historia se centra en un único lugar, explorando su evolución a lo largo de miles de años, aunque gran parte del filme se ambienta en las décadas recientes donde el lugar es un hogar estadounidense.
Los fanáticos de «Forrest Gump» (1994) encontrarán un deleite especial en la reunión de Hanks y Robin Wright bajo la dirección de Zemeckis. Una de las características más destacadas del tráiler promocional es el uso de rejuvenecimiento digital, que permite a Hanks y Wright interpretar a sus personajes desde la adolescencia, abriendo un debate sobre los futuros usos de esta tecnología.
Zemeckis, conocido por su fascinación por la evolución de las personas y los lugares a lo largo del tiempo, así como por la innovación digital en películas como «El Expreso Polar» y «Beowulf», utiliza aquí la tecnología de captura de movimiento para crear una experiencia cinematográfica envolvente y reflexiva.
Tom Hanks, por su parte, reveló en una entrevista en el podcast de Adam Buxton que el potencial de la tecnología de IA y ‘deepfake’ es ilimitado, sugiriendo que incluso después de un accidente fatal, las actuaciones podrían continuar indefinidamente. Esto plantea preguntas éticas sobre el futuro de la actuación y la posibilidad de que las superestrellas actuales sean reemplazadas por sus dobles de IA.
Aunque la tecnología de rejuvenecimiento ha avanzado desde sus primeros días—recordando los efectos visuales aplicados a Patrick Stewart e Ian McKellen en «X-Men: La Batalla Final» (2006)—, su uso principal parece ser evocar nostalgia más que extender la narrativa de las películas. Este fenómeno se observa claramente en proyectos recientes como el rejuvenecido Harrison Ford en la última entrega de «Indiana Jones», o Mark Hamill en «The Mandalorian».
Finalmente, el concierto «Abba Voyage» en Londres, que utiliza «Abbatares» holográficos de los músicos tal como aparecían en 1979, ilustra cómo la tecnología, aunque proyectada como futurista, sigue profundamente anclada en el pasado, despertando nostalgia más que explorando nuevas fronteras narrativas.