Con profundo fervor y tradición, las comunidades de Talca y Curicó se preparan para culminar el Mes de María con actividades que reflejan la devoción a la Virgen Inmaculada. La celebración incluirá procesiones y misas, encabezadas por autoridades eclesiásticas, y convocará a cientos de fieles para vivir una jornada de oración, reflexión y comunión.
En Talca, la actividad principal se llevará a cabo el sábado 7 de diciembre. Los fieles iniciarán su recorrido desde el sector del restaurante Las Viejas Cochinas y el Santuario San Sebastián, con el objetivo de llegar hasta el cerro, donde se celebrará la tradicional Eucaristía presidida por el obispo de la diócesis, Galo Fernández Villaseca.
El padre Rodrigo Arriagada, Vicario de Talca Ciudad, destacó la importancia de esta celebración como un espacio para fortalecer la fe en comunidad. “Esta es una fiesta que nos reúne, que nos anima, que nos fortalece y nos ayuda en el caminar de la fe y de la Iglesia diocesana. Son muchas las familias, los niños, los jóvenes y los adultos mayores que comparten el don y el regalo de María la Virgen Madre”, señaló.
Arriagada invitó a todas las comunidades a participar activamente y recalcó que el Consejo Zonal de Talca Ciudad está trabajando en los preparativos para que esta festividad sea una experiencia significativa para todos los peregrinos.
Por su parte, en Curicó, la conmemoración tendrá lugar el domingo 8 de diciembre, coincidiendo con la celebración del Día de la Inmaculada Concepción. La jornada comenzará a las 18:00 horas con una procesión que partirá desde la Alameda y concluirá en el cerro Condell, donde se realizará una misa presidida por el padre Luis Alarcón, Vicario de la zona.
El padre Alarcón extendió una invitación a los fieles, destacando el valor espiritual de esta celebración. “Queremos agradecer la cercanía permanente de la Virgen después de este mes que le hemos dedicado con nuestra oración y cantos. En esta culminación, queremos encomendarle nuestras necesidades, especialmente las de los más vulnerables, los enfermos y los migrantes. No solo será un acto de comunión espiritual, sino también un compromiso real de trabajo y amistad con ellos”, expresó.
Ambas actividades buscan unir a las comunidades en un acto de fe y devoción, renovando el compromiso con los valores cristianos en un ambiente de alegría, amor y santidad.