Entre enero y diciembre del año pasado se produjeron 63 episodios de robo de conductores eléctricos, los que afectaron gravemente la calidad y continuidad del servicio eléctrico en la región.
La compañía distribuidora CGE, que presta servicios a más de 3,2 millones de clientes en Chile, enfrenta una creciente ola de robos de cables, afectando críticamente a sus instalaciones y usuarios. En la región del Maule, solo en 2023 se registraron 63 episodios de este delito, impactando el suministro de 92,367 clientes y causando la sustracción de 21,4 kilómetros de conductores, con consecuente daño a postes, transformadores y cables esenciales.
Datos de la distribuidora revelan que a lo largo de 2023 se produjeron 1,223 eventos de robo de cables, totalizando 196 kilómetros de líneas sustraídas. Este fenómeno, llevado a cabo mayormente por bandas organizadas, ha afectado a 442,266 clientes, generando interrupciones prolongadas en el suministro eléctrico.
Francisco Jaramillo, subdirector de Operaciones de CGE, destacó la urgencia de abordar este problema, evidenciando la necesidad de acciones por parte de las autoridades para desarticular estas bandas delictuales. Los robos no solo impactan a miles de familias sino que también han causado cuatro muertes y tres lesiones.
En 2022, la compañía experimentó un aumento del 200% en el robo de cable de cobre en comparación con 2021, afectando a 402,000 clientes. El costo de reposición de la infraestructura dañada alcanzó los 3,544 millones de pesos en el primer semestre de 2023.
Aunque el robo de cables se extiende por toda la zona de concesión de CGE, las regiones más afectadas incluyen O’Higgins, Antofagasta, Arica-Tarapacá, Coquimbo, Atacama, y Maule, entre otras.
Jaramillo hizo un llamado a las autoridades para intensificar la lucha contra este delito, subrayando su impacto en la calidad de vida de las comunidades y la necesidad de colaboración entre la empresa y las fuerzas de seguridad para abordar este problema de manera efectiva.
